La realidad de los ríos ahogados: ¿quién tiene la culpa?
Con la llegada de la primavera, uno podría esperar que el bullicio de la naturaleza aumente. Sin embargo, para nuestra desgracia, este año el panorama es muy diferente. Los numerosos ríos de España están siendo contenidos artificialmente y carecen de fluidez y movimiento. Para comprender la causa detrás de este fenómeno, es necesario investigar quién está detrás de esto.
En primer lugar, se debe considerar a los agricultores, los principales beneficiarios de estas medidas de restricción. Esta limitación del caudal de los ríos les permite controlar el suministro de agua a sus tierras de cultivo en épocas de sequía, lo cual garantiza la salud de su producción. No obstante, también genera una alteración de los ciclos naturales de los ríos, destruyendo la equilibrada coexistencia entre la naturaleza y el hombre.
A pesar de que se entiende la postura de los agricultores en la necesidad de mantener estos controles, hay otro factor involucrado: el Estado. En los últimos años, se ha visto un aumento significativo en la cantidad de proyectos impulsados por el Gobierno que tienden a restringir el caudal de los ríos. Esto se debe principalmente al desarrollo de infraestructuras, como presas y represas, para abastecer a zonas rurales o para mejorar la navegabilidad de los ríos.
Además, se debe tener en cuenta el papel de las empresas, quienes también se benefician de la construcción de estas obras. Las presas y represas son una inversión lucrativa para estas empresas, ya que permiten la captación de energía eléctrica y la obtención de otros recursos naturales. Por lo tanto, se encuentran incentivadas para promover estas construcciones, aún si estas entran en conflicto con los intereses de la naturaleza.
Un problema de todos
Es evidente que los ríos ahogados son un problema que involucra a todos: agricultores, Estado, empresas, y ciudadanos. Según un estudio reciente, la mayoría de los españoles están totalmente de acuerdo en la necesidad de respetar los ríos y mantener su salud. El 83% de los encuestados cree que el Estado debería llevar a cabo programas para reprimendar aquellas actividades que los perjudican, y el 87% opina que se debería establecer un sistema de regulación para las construcciones de obras hidráulicas.
A pesar de este alto consenso social, parece que hay un paso previo que no se ha considerado: educar. Para lograr un verdadero cambio, los responsables de esta situación deberían empezar por certificar a la población sobre las desventajas de sus acciones. Esto ayudaría no solo a frenar los ríos ahogados, sino también al desarrollo de programas de educación ecológicos dirigidos a la juventud, para que se instaure un verdadero respeto por el medio ambiente.
Un llamado a la acción
Los ríos ahogados son una de las muchas problemáticas ambientales generadas por hombres. Entender qué está detrás de esto es el primer paso que se debe dar para luchar contra esta grave situación. Es importante que todas las partes involucradas, desde los agricultores hasta el Estado y las empresas, colaboren juntos para encontrar soluciones que permitan proteger los cuerpos de agua de nuestro país.
Es imperativo que los ciudadanos también asuman su responsabilidad en este sentido. Expresar nuestra opinión, informarnos sobre el tema, y participar en programas y campañas organizadas desde los gobiernos locales, son algunos ejemplos de acciones simples que podemos tomar para contribuir con el cuidado de nuestros ríos. Si no actuamos, la historia nos recordará como aquellos que fuimos incapaces de preservar su existencia.